«Si tienen el carácter y la gestión para un momento de abundancia o para administrar pobreza. Es capaz de sostener las charlas necesarias y las discusiones difíciles.»
SEstoy seguro de que todos hemos escuchado las siguientes estadísticas, 9 de cada 10 empresas cerrarán antes de 5 años, el 80% de las empresas familiares no pasarán de la 3ª generación, el 40% de las empresas Fortune 500 desaparecerán en los próximos 10 años. Aun con estas cifras y hechos, es contradictorio lo imposible de encontrar una cátedra universitaria sobre crisis, libros dedicados sobre el tema y salvo uno que otro artículo desarticulado, pareciera un tema tabú del que nodie quisiera hablar, oír o escribir.
Es como si viviéramos en un mundo mágico donde quisiéramos tener la seguridad de cosas que no existen, que tengamos control sobre las situaciones y amenazas que nos rodean (disrupciones tecnológicas, innovaciones, políticas, pandemias, etc.), y que nuestro las decisiones son libres y que poco o nada pertenecen a nuestros vínculos con clientes, proveedores, socios, empleados, etc.
Cualquier crisis generalmente nos invoca dolor, incertidumbre de cambiar aunque no queramos. Las crisis es enfrentarse a lo que era ya lo que está por venir, un punto de quiebre. Pero perdemos de vista que crisis es movimiento, olvidamos que nada puede ser permanente, pero sobre todo depende de cómo o desde donde observamos la situación. Siempre por definición calificamos las crisis como un cambio desfavorable a quien le sucede. Aquí le voy a contar lo que he aprendido después de haber transitado por más de 30 años emfrentando, confrontando y manipulando momentos difíciles y crisis complejas tanto en lo personal como laboral y empresarial.
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Si ha llegado hasta aquí estimado lector y está deseoso de una receta mágica donde existe un plan acertado con las características particulares del entorno empresarial, con metas financieras claras y actividades respectivas, lamentablemente no existe. Y la razón por la que no existe es porque en la receta hay un ingrediente olvidado, único e indispensable, usted, si usted como gerente, accionista, sucessor, el rol que le corresponde dentro de la crisis.
Si bien el conocimiento técnico y la habilidad para aplicarlo es absolutamente necesario, este se puede adquirir o pagar. Pero como nada es por sí solo, o, de lo contrario todo se vería igual para todos. El modo en que parecen ser las cosas solo pueden venir de usted, de su interior. Recordemos que a lo largo de la historia de los negocios como personales, siempre hemos deseado alcanzar el control de nuestro propio destino. Pero para lograrlo son pocos los que se conocen así mismos, en que son buenos, en que no.
Si tienen el carácter y la gestión para un momento de abundancia o para administrar pobreza. Es capaz de sostener las charlas necesarias y las discusiones difíciles. Tiene la capacidad de admitir que le es difícil tomar las decisiones necesarias. Y esta es la historia no contada de las crisis, pero que le invito querido lector a empezar a questantarse si usted realente se conoce a sí mismo. Véalo como una oportunidad de crecimiento personal, porque lo que garantiza el éxito en una crisis son las personas y sus acciones.
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