Yann Le Cun no firma cartas apocalípticas en las que se hace referencia a la rebelión de las máquinas. Mientras miles de investigadores alertan sobre los peligros, incluidos los existenciales, que esconde el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), el vicepresidente de Meta, considerado uno de los tres padres de esta disciplina, es una de las grandes voces discordantes dentro de la comunidad científica. No entiende el revuelo que se está manifestando ni el temor a la llegada de una ‘superinteligencia’ que opaca a la humanidad. En los ultimos dias, incluso ha llegado a tachar algunas de las sospechas de «ridiculas». Ganadora del premio Turing, y del Princesa de Asturias el año pasado, la científica compartió un rato con ABC la semana pasada con el motivo del reciente suceso Feria de IAque Meta celebró en la ciudad de París.
Para LeCun, esta máquina parlante capaz de responder, casi, a cualquier pregunta del usuario llamada ChatGPT, que pone los pies en internet y amenaza con transformar el mercado laboral, “no es un avance disruptivo, sino un buen producto de ingeniería con poco interés. .» desde el punto de vista científico». La visión de futuro de la IA del investigador del Meta es de mucho tiempo, con las vistas puestas a dentro de mas de 10 años. Tiene claro que los modelos como GPT-4, el motor que mueve un ChatGPT, «no son ninguna solución»: «La inteligencia artificial entrenada solo con palabras y frases nunca se acercará al entendimiento humano».
«Ni razonan ni planean»
El científico remarca que estos programas, «realmente, no razonan ni planean»; en el fondo, son buenos para la asistencia en la escritura, pero nada más. Por poner un paralelismo con el ser humano, serian el equivalente de las areas de Wernicke y Broca en nuestro cerebro, las que habilitan el habla. El hecho de que sen capaces de manipular el lenguaje, no significa que puedan hacer que pensar. Además, los sistemas de IA generativa, capaces de crear texto o imágenes que demanda de quien teclea, «están en una vía muerta». Todavía falta mucho para que lleguen al nivel del intelecto «de un perro», como para pensar en que puedan superar a un humano. Las herramientas que, realmente, transformarán el mundo todavía estária por llegar. «De aquí a 5 años habra nuevos y mejores modelos», explica LeCun.
Yann Le Cun
Cuando llegue el momento, posiblemente dentro de una década, el científico espera que solo haya unos pocos modelos fundamentales que se impondrán al resto, ya que los sistemas son muy difíciles de entrenar, y requiem enmensidad de recursos. Esta situación plantea un reto de gobernanza de datos: ¿Cómo se consigue que una AI sea neutral y no manipule en función de la información con la que ha sido preparada?. Para el investigador, la solución sería que los datos con los que entrenan estos viejos modelos abiertos, como Wikipedia, para evitar sesgos o control sobre ellos. La financiación tendría que ser parte de empresas y gobiernos.
A pesar de las discrepancias con empresarios y colleges, el investigador frances está de acuerdo con la necesidad de regular la tecnología. Eso sí, se cierra en banda cuando se habla de crear leyes que restrinjan la investigación o el desarrollo de soluciones, como se ha sugerido en alguna de las cartas firmadas por empresarios y científicos durante los últimos meses. «Es imposible frenar mediate regulación que la gente siga publicando sus investigaciones en código abierto. Eso sería oscurantismo, sería como en el caso del Imperio Otomano parando la imprenta», zanja LeCun con brusquedad.
El jefe de IA de Meta, desde luego, no nega que pueda haber malosos de esta tecnología. Como señala, se trata de algo que siempre ha ocurrido con cada avance. Cuando se implantó el correo electrónico, por ejemplo, apareció el ‘spam’, con las redes sociales vino la manipulación y la propaganda; es algo inevitable. Igual que ocurre con el efecto de los sistemas en el mercado laboral, aunque el researchi no espera que sea tan grande como otros apuntan.
Pensar como un humano
Hasta ahora, no hay ninguna revolución tecnológica que en términos absolutos haya eliminado el trabajo, obviamente, a medio plazo. Habrá empleos que desaparesarán, pero otros que no conocemos ahora emergerán. Quién iba a suponer hace 20 años que habrían desarrollador de aplicaciones, influencers o youtubers. Los cambios tecnológicos no son drásticos. Tardan 15 o 20 años en lograr, y en ese proceso emergen nuevas profesiones y desaparecen otras.
El futuro de la IA, según Meta y el propio LeCun, es JEPA, o Arquitectura Predictiva de Incrustación Conjunta. Un modelo que abandona el modelado probabilístico del resto de sistemas y. de alguna manera, intentá recrear la función de la inteligencia humana, con todos los procesos y pasos que damos en la toma de decisiones. Los resultados son prometedores, según el científico, sin las «alucinaciones» que sufren los sistemas de IA actuales. Pero estamos hablando de que este modelo necesita más de una década para ser una realidad. Y, ¿quién sabe?, cambiarlo todo otra vez.