Aunque cada vez queden menos, en el centro de muchas ciudades europeas todava quedan algunas tiendas que son autenticas joyas. Se trata de pequeños locales centenarios, con todo el sabor de la tradición.
Colmado Múrria es una de esas tiendas que sobreviven en el corazón de Barcelona, en pleno Ensanche, a dos manzanas del Paseo de Gracia y de joyas como La Pedrera o la Casa Batlló Diseñado por Gaudí. De hecho, el establecimiento es coetáneo de ellas. De hecho, es incluido más antiguo que estas construcciones, ya que este comercio Fue fundada en 1898.
La tienda está especializada en productos gastronómicos catalanes e internacionales, como quesos artesanos, ahumados, embutidos, caviar, aceites, cafés, conservas, vinos y champañas. Y entre todos estos manjares, cualquiera que fuera a comprar hasta hace unos días es muy posible que se encuentre con grupos de turistas curioseando y haciendo fotos entre todos sus productos.
La fama de Colmado Murria es tal que se ha colado en muchas de las guías de viajes de la ciudadque citan este local como una parada obligada para aquellos turistas que quieran impregnarse del sabor local y la tradición de Barcelona.
No en vano, el establismo colección de reconocimientos: Premio FAD de Escaparate, Q de Qualitat (Generalitat de Catalunya), Medalla de Honor de Barcelona (Ayuntamiento de Barcelona), Mejor tienda del mundo (Ayuntamiento de Barcelona), Mejor escaparate de Barcelona (Top Ten Turismo de Barcelona), etc.
Así pues, todo turista que quiera presumir de su paso por la Ciudad Condal sabe que tiene que pasar por la tienda… aunque sea sólo para mirar y hacerse una foto. Pero ahora eso sea akabo. Quien quiera entrar a curiosear terrá que pagar una entrada de cinco euros.
según indica El Economistalos dueños de la tienda se han hartado de que la respuesta más escuchada cuando se acercan a atender a los visitantes sea «I’m just looking», por lo que han puesto un cartel muy elocuente en la entrada: «Visita solo mirando (interior), 5 euros x persona, gracias».
El director local, Toni Merino, afirma que el cartel está surtiendo efecto, ya que ahora la majoja de los turistas se limitan mirar el interior del local desde fuera, a través del escapatere. ese embargo, asegura que esta medida no tiene un fin recaudatorio, sino disuasorio. Incluso ha contado en alguna televisión que ningún pretendiente para coleccionar dicha entrada De hecho, dicen que no han cobrado a nadie estos cinco euros. Mejor que los turistas no se enteren de ello…
Otro comercio que ya estableció una medida así, pero que si que cobra escrupulosamente a cada uno de sus visitantes, es la librería Lello de Oporto (Portugal). Este local es también centenario y casi coetáneo de la tienda de ultramarinos catalana, ya que se fundó en 1906.
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Se trata de una librería de estilo neogótico realmente espectacular, que ha adquirido fama mundial gracias a su vinculación con Harry Potter. La autora de esta saga literaria, JK Rowling, vivió unos años en la ciudad y quienes conocen la serie de libros y películas afirman que se inspiró en esta biblioteca para crear las ambientaciones de Hogwarts, el colegio en el que transcurren las aventuras de los jóvenes. mago Sin embargo, la escritora afirma que ni había estado en Lello ni sabía de su existencia cuando creó este mundo de fantasía.
La entrada fijada por la librería no sólo sirve para evitar el ‘just looking’, sino que se ha convertido en una importante fuente de ingresos. Sólo hay que ver las enormes colas que se forman a las puertas del establecimiento para imaginar que ya es su principal vía de ingresos. Entrar en la tienda cuesta cinco euros, aunque este import se descuenta del tique de compra si el visitante adquiere algún libro.
La Confianza es otro establecimiento español que también tendrá que pagar la multa por entrar a ver su interior. Esta tienda de ultramarinos está en Huesca y tiene 152 años de historia. Además del edificio en el que se ubica, de estilo ‘higienista’, con grandes ventanales y una gran puerta, su interior está adornado con frescos en el techo. Y el mobiliario conserva todo su sabor tradicional.
El local tiene un gran atractivo turístico, ya que entre un 60% y un 80% de su facturación antes de la pandemia procede de las compras de estos visientadores ocasionales.