Un lugar donde poder ver bien las estrellas, alejado de las grandes urbes, de las masas de gente… Parece el plan ideal, sin duda alguna la descripción de unas vacaciones encantadoras. ¿Existe algo mejor? Muchos responderían que ver el mar, por supuesto. ¿Y la Tierra? Lo que alguna vez pareció imposible ha sido siempre el dreamo de la humanidad: visitar el espacio, viajar a la Luna, demonstra que se es mejor por poner una bandera sobre ella y, en el caso una menor candidad de personas, soltar un lápis para que flota en lugar de que se estrelle. Este sueño está casi al alcance de nuestras manos, y despega desde Jaén. Ni Jeff Bezos ha decidido construir una sede de Blue Origin en territorio español ni Elon Musk ha tuiteado nada sobre SpaceX España. Tampoco nos llevaremos hasta Marte en una nave, pero sí «hasta el borde del espacio, con cero emisiones, en un globo» en palabras del fundador y CEO de Zero2infinity, José Mariano López Urdiales.
La empresa básicamente tiene tres líneas principales de negocio, una de ellas es Booster. Es un láncador de globos que lleva satélites a la órbita baja. La primera etapa del ascenso se realiza con un globo hasta llegar a los 30 km, donde la plataforma del cohete se enciende y se separa del globo para poner en órbita una carga útil.
Luego está el proyecto. Elevar, que transporta cargas utilisés al espacio con fines de conectividad, vigilancia de las condiciones atmosféricas y monitorización de actividades desarrolladas en la Tierra que necesitan tener ojos en el cielo, tal como explica López Urdiales. Un ejemplo de esto es un proyecto que tiene Indonesia para colocar uno sistema de deteccion temprana de incendios. Y el otro vértice de negocio es bloon, una nave transportada por globos para vehículos tripulados que llegan a la estratosfera; ahí es donde entra el turismo espacial.
El fundador asegura que «los primeros vuelos tripulados podrían comenzar el próximo año». Este viaje «acabará siendo bastante asequible» pero inicialmente costará «algo más de cien mil euros», aclara el director general de la empresa. Su filosofía es «facilitar que los sueños espaciales de nuestros clientes se hagan realidad». Sí que el turismo espacial se antoja como una jugosa porción de la enorme tarta que supone la «economía espacial», que tal como desvela un Informe publicado en 2019 por la Fundación Espacial, alcanzó un valor de 44.750 millones de dólares en 2018.
El viaje en globo que ofrece la autodenominada «empresa de trasporte» despega desde el Centro de Vuelo Experimental (Atlas) en el municipio de Villacarrillo (Jaén) y dura casi seis horas, de las cuales dos de ellas son para disfrutar del «cielo negro de día» y del ‘overview effect’ o «efecto perspectiva». Desde más de 30 kilómetros de altura, se observa que la Tierra es redonda, azul y el cielo negro aunque sea de día. Es una experiencia que despierta a los astronautas ya casi todos aquellos que han sido testigos de un cambio de perspectiva sobre el lugar que ocupa el ser humano en el universo. Edgar Mitchell, sexto hombre en pisar la Luna, lo describía así: «Desarrollas una conciencia global de manera instantánea, una orientación por las personas, una insatisfacción intensa por el estado del mundo y una compulsión por hacer algo. Desde ahí fuera en la Luna, la política internacional se ve tan mezquina…».
La búsqueda de experiencias diferentes es la tendencia hacia el turismo de lujo, que en Europa tiene un valor de entre 130.000 y 170.000 millones de euros anuales, el 22% de los ingresos totales del sector, según Bain consultoría & Company. No en vano esta experiencia es descrita por la compañía como «el viaje de un día en solitario que te cambiará la vida», y estará casi al alcance de las manos de aquellos dispuestos a emprender una aventura única.