El nuevo cohete SLS que la NASA ha construido para devolver a los astronautas a la Luna, cuyo primer lanzamiento se pospuso el pasado fin de semana, cuenta con tecnología española a bordo.
La unidad de control térmico, que regula las temperaturas de la cápsula Orión en la que viajarán los astronautas, ha sido desarrollada íntegramente en las instalaciones de Airbus Espacio España en Tres Cantos, en la Comunidad de Madrid. Se trata de un instrumento de diez kilogramos con 10.000 componentes electrónicos que controla la temperatura en 235 puntos de la cápsula, desde el depósito de combustible hasta la cabina de los astronautas, y en su desarrollo han participado decenas de ingenieros a lo largo de cuatro años.
La unidad de control térmico de la cápsula Orion simboliza el estado actual del sector espacial en España: pequeño en volumen, competitivo en calidad y con la perspectiva de despegar hacia objetivos más ambiciosos.
La cápsula Orión que enviará astronautas a la Luna lleva tecnología española a bordo
«La industria espacial española es muy sólida y tiene un gran prestigio en Europa. La calidad de nuestras empresas no tiene nada que envidiar las de otros países», destaca el ingeniero Miguel Belló, Comisionado para el Perte Aerospacial.
En candid otros países si que van por delante. La inversión pública española en usos militares del espacio (8,4 euros por habitante y año, según los últimos datos publicados por la asociación de empresas aeroespaciales Tedae) es pequeña comparada con la de Francia (42,6 euros por habitante), Alemania (29,2), Italia (23,7) o Bélgica (23,7).
En un momento en el que el sector espacial está haciendo una transición equivalente a la que hizo en el pasado el sector aeronáutico, que empezó con empresas públicas antes de llegar a la explotación comercial privada, diferentes países se están posicionando para que sus empresas sean competitivas en la nueva economía del espacio.
El telescopio espacial Cheops de la ESA se ha construido en España
La empresa de Elon Musk, SpaceX, con sus cohetes Falcon, su cápsula para astronautas Crew Dragon y su constelación de satélites Starlink, es el ejemplo más mediático de esta transición. Pero el mayor crecimiento se está registrando en las misiones menos visibles, basadas en pequeños satélites que vuelan en órbitas bajas y que tienen un coste inferior a los grandes satélites del pasado, así como en la explotación de los datos de los satélites, que abarcan desde las predicciones meteorológicas hasta la navegación de vehículos o las transacciones financieras.
El mercado mundial de explotación comercial de datos de satélites ha alcanzado los 150.000 millones de dólares anuales, a los que hay que sumar otros 40.000 millones para la construcción de satélites, según un informe de la consultora McKinsey & Company publicado este año. El informe prevé que el número de satélites activos se triplique hasta finales de la década, desde los 4.850 actuales hasta unos 15.000. De cumplirse las previsiones de la consultora, el tamaño del mercado del espacio, que se ha duplicado en la última década, se volverá a duplicar en esta.
En este contexto, el Gobierno aprobó en marzo el Perte Aeroespacial para impulsar el sector en España. El plan prevé movilizar 400 millones de euros -de los que la mitad procederán de fondos públicos- en tres proyectos principales: el desarrollo de un cohete español para el mercado emergente de los pequeños satélites; el lanzamiento de una constelación de 16 satélites de observación de la tierra en colaboración con Portugal para monitorear los efectos del cambio climático; y la creación de un sistema de comunicación cuántica por satélite para garantizar la seguridad de los mensajes.
La actividad de mayor crecimiento son los pequeños satélites que vuelan en órbitas bajas
Como medida adicional para impulsar el sector, la reforma de la Ley de la Ciencia publicada esta semana en el BOE prevé la creación de una Agencia Espacial Española. La agency es una vieja reivindicación de las empresas del espacio, que se han visto perjudicadas desde hace años por la dispersión de decisiones entre ministerios. La falta de una agencia del espacio en España fue una anomalía en el contexto europeo, donde países como Francia, Alemania, Italia o Bélgica, que dedican un mayor porcentaje de su PIB a este ámbito, cuentan con este organismo de coordinación gubernamental.
Según declaró la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, al presentar el Perte Aerospacial, «España se situará en la carrera internacional por conquistador el espacio».
Si no ha estado situado hasta ahora en buena posición en esta carrera, es por razones históricas. Cabe recordar que la industria espacial nació en los años 60 del siglo XX, cuando España era una dictadura y no tenía las mismas prioridades de desarrollo tecnológico y científico que otros países europeos. Mientras Francia, Alemania, Italia y Reino Unido desarrollaban las tecnologías espaciales que después les han dado el liderazgo en el contexto europeo, España se quedó rezagada.

El cohete SLS, que lanzará la cápsula Orión hacia la Luna, en la torre de lanzamiento del Centro Espacial Kennedy
Después, cuando en 1975 nació la Agencia Espacial Europea (ESA) para coordinar las actividades espaciales de los distintos países, lo hizo con el mandato de desarrollar únicamente usos civiles del espacio. España, donde los escasos proyectos espaciales estaban controlados por las fuerzas armadas, se entente de nuevo en situación de desventaja.
Desde entonces, mientras la mayoría de los países de Europa Occidental han mantenido su apuesta por la I+D+I y han recogido los frutos de la expansión del sector espacial, España siempre ha invertido menos en ciencia e innovación y nunca ha aspirado a recuperar el terreno perdido en el sector del espacio.
La aportación de España a los programas optativos de la ESA -aquellos que pueden ofrecer un mayor retorno económico, a diferencia de los programas obligatorios- es tres veces inferior a la de Francia y Bélgica y aproximadamente la mitad que la de Italia y Alemania, según datos de la asociación de empresas Tedae calcula como porcentaje del PIB de cada país.
La próxima creación de la Agencia Espacial Española satisface una vieja reivindicación del sector
A pesar de esta desventaja, las empresas españolas han alcanzado una excelencia tecnológica que les ha permitido empezar a liderar proyectos internacionales, en lugar de limitar la participación en proyectos líderes de otros países.
El telescopio espacial Cheops, lanzado en 2019 para buscar exoplanetas, ha sido construido por Airbus Espacio en Tres Cantos, lo que lo convierte en el primer proyecto de la historia de la ESA liderado por España. Airbus Espacio ha conseguido otro contrato de 380 millones de euros para construir en Tres Cantos el futuro satélite europeo de observación de la Tierra LSTM, que debería lanzarse en 2029
También por razones históricas, la financiación de la ESA destinada a empresas españolas se concentra mayoritariamente en la Comunidad de Madrid. La interlocución de la ESA con sus estados miembros se hace a través de los gobiernos centrales, sin intervención de las comunidades autónomas -o territorios equivalentes-.

Lanzamiento del satélite Enxaneta, construido por la empresa catalana Sateliot, con un cohete Soyuz desde Baikonur el 22 de marzo de 2021
En España, de las 25 empresas del espacio asociadas a Tedae -que representan el sector del espacio tradicional que participa en programas europeos-, 17 tienen su sede en la Comunidad de Madrid. El resto se reparten entre País Vasco (3), Comunidad Valenciana (2), Navarra (1), Andalucía (1) y Catalunya (1).
Esto ha llevado a Cataluña a desarrollar una estrategia propia con el objetivo de posicionarse en el mercado emergente de los pequeños satélites que se envían a órbitas bajas, ha informado Josep Colomé, director del Área de Promoción del Sector Espacial del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC).
El primero de estos satélites, construido por la empresa Sateliot y denominado Enxaneta, se puso en órbita en marzo de 2021 desde Baikonur (Kazajstán) con un cohete Soyuz con el objetivo de desarrollar tecnología de comunicación para el internet de las cosas. El próximo, construido por Open Cosmos y llamado Menut, se lanzará en los próximos meses para desarrollar tecnología para la observación de la Tierra.