El continuo avance de la tecnología y su reducción de costes ha potenciado el vuelo de la industria de los drones. Desde los primeros usos de este tipo de aeronaves, en los años 60, en misiones de reconocimiento del Ejército de los Estados Unidos, hasta nuestros días se ha producido un incremento de sus usos, algo posible gracias a la integración de sensores avanzados, inteligencia artificial, técnicas de aprendizaje automático… un arsenal de innovación que se está traduciendo en un mejor rendimiento y mayor flexibilidad para adaptarse a una amplia variedad de servicios. Las potencias líderes tradicionalmente han sido Estados Unidos y China, la primera en el ámbito militar y la segunda en la fabricación de drones para consumo, sobre todo para uso recreativo. Pero nuestro país, en la línea del resto de Europa, ha experimentado un notable crecimiento de la actividad en los últimos años. Para que os hagáis una idea, en 2014, cuando se aprobó el primer reglamento que regulaba el uso de estas máquinas voladoras, había 54 operadores profesionales y 109 pilotos registrados en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, mientras que a día de hoy, según datos facilitados por esta diario el organismo público, para 64.866 operadores y 89.619 pilotos. Desde el punto de vista económico, el potencial de la industria nacional no es despreciable. Se estima que alcanzará los 1.220 millones de euros en 2035 y superará los 1.500 millones en 2050, según el Plan Estratégico para el desarrollo del sector civil de los drones 2018-2021, que asegura que Estados Unidos y Europa están a la cabeza de los proyectos de investigacion que se agrupan en grandes programas en los que participan organismos, instituciones y empresas publicas y privadas. «España asume un papel relevante dentro de los programas europeos a través de sus empresas y centros de investigación», añade el documento. Antidio Viguria, director de la división de Aviónica y Sistemas del Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales (Catec), constata que a nivel europeo España es un país relevante en materia de innovación. «Destacamos en tecnologías asociadas a robots aérios capas de responder de forma dinámica a cambios del entorno, detectar obstáculos, etc.», dice. Tomemos como ejemplo el proyecto Piloting, coordinado por Catec y financiado por el programa europeo H2020, en el que participan tres socios de seis países. «Estamos desarrollando robots aéreos de inspección en puentes, viaductos y túneles para mejorar la calidad de las inspecciones, reducir el riesgo y hacerlas más eficientes y económicas», detalla. El proyecto comenzó en enero de 2020 y finalizó en diciembre de 2023. El proyecto Piloting, coordinado por Catec, realizó pruebas con robots aéreos para la inspección de infraestructuras civiles. Otro aspecto en el que destaca España es en la integración de drones en el espacio. «Las entidades españolas han participado en numerosos proyectos», comenta Viguria. Es el caso de U-Elcome, dotado con 17 millones de euros, que agrupa a 50 entidades de España, Francia, Polonia e Italia. Sí que, como indican desde la Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (Tedae), nuestro país está muy bien posicionado en innovación porque se mueve mucho en busca de fondos europeos. «Otros países contan con major national financiação while España acude más a estos fundos internationale, aunque se está haciendo un esfuerzo por mejorar los fundos dedicados a innovación», valora Sara Bellido, subdelegada del Comité de Aviación de Tedae. Pone como ejemplo el Programa Tecnológico Aeronáutico , que en su convocatoria 2022 está dotado de 80 millones de euros del Ministerio de Ciencia e Innovación a través del CDTI. Entre los objetivos del programa figura la potenciación de las capacidades de I+D+i nacionales para posicionar a España como referente en el campo de los aviones no manillados, inteligentes y sistemas conectados. “Los temas que se están investigando en España son la electrificación de aeronaves, mejora de la autonomía, innovación en sensores, así como la fabricación de cargas útiles y cámaras térmicas de tamaño reducido para que puedan ser embarcadas en UAS”, apunta Bellido. A diferencia del Viejo Continente, donde se fomentan los drones de gran tamaño, la experta dice que somos punteros en sistemas pequeños. Desafíos Isabel Buatas, presidenta de Expodrónica, considera que en España están haciendo interesantes desarrollos en software y hardware. «Al principio centrados en el amípido militar, pero en el civil también están teniendo avances», señala la experta. En su opinión, España es uno de los mejores lugares para hacer pruebas, pero recuerda la necesidad de una sólida colaboración público-privada. En el apartado de tareas pendientes, Viguria, de Catec, echa en falta una importante transferencia, es decir, que la investigación se traslade al sector industrial: «Tenemos conocimiento y nos faltaría un impulso gubernamental e industrial para transformarlo en productos y servicios». Aertec, especializada en tecnología aeroespacial y con presencia internacional, es una de las empresas españolas que comercializa soluciones innovadoras. Ofrece tres modelos de sistemas aéreos de ala fija, con diseño y tecnología propia. El Tarsis 25 «por su tamaño y prestaciones está orientado al amíto civil y de seguridad», señala Pedro Becerra, director corporativo de Aerospace & Defense de Aertec. El Tarsis 75, con doce horas de autonomía, está enfocado a aplicaciones militares, de seguridad y civiles mientras que el Tarsis 120 está diseñado para operaciones militares ofensivas, ya que puede llevar armamento. «El sistema de control, navegación y guido es un desarrollo propio a la vanguardia. También utilizamos técnicas de electrificación modernas», comentó Becerra. «En los sistemas de seguridad, emisión y comunicaciones aplicamos cada vez que aplicamos tecnologías de inteligencia artificial y aprendizaje automático», añadió. El Tarsis 75, de Aertec, se utiliza para aplicaciones militares, de seguridad y civiles.La incorporación de estas tecnologías ofrece ventajas en términos de seguridad, tal y como demuestra el proyecto Safeterm, patrocinado por la Agencia Europea de Defensa y desarrollado por Aertec y GMV. «La aeronave determina de forma autónoma zonas de terminación de vuelos alternativas en caso de fallo de la autonomía o de la capacidad de control del piloto a distancia», explicaron. Indra es otro de los gigantes nacionales implicados en este campo mediante el desarrollo de un conjunto de tecnologías que intentan dar una respuesta global a los retos que plantean los drones. Dispone de una familia de vehículos no tripulados, aéreos y navales, preparados para cubrir un gran número de misiones. En su cartera destaca Targus, que, según la compañía, es el dron más grande que se ha desarrollado en España hasta la fecha. Con casi 12 metros de envergadura y 1,2 toneladas de peso máximo en despegue, puede volar con o sin piloto a bordo, según resulte más conveniente. «Cuenta con un radar avanzado y sistema de misión para apoyar operaciones de vigilancia marítima, forestal, control del uso del territorio y protección del medio ambiente, entre otras muchas tareas», subrayan desde Indra. El sistema se ha desarrollado dentro del programa Civil UAVS Initiative puesto en marcha por la Xunta de Galicia para fomentar el desarrollo de aplicaciones innovadoras relacionadas con los drones que mejoren la vida de los ciudadanos y los servicios que presta la administración. Targus, de Indra, es el mayor dron desarrollado en España. Tiene casi 12 metros de envergadura.Para garantizar la protección de aeropuertos, infraestructuras críticas y cualquier despliegue militar frente a la presencia de drones no autorizados, la compañía ha creado un sistema antidrones que ha demostrado sus capacidades en operaciones reales, como la OTAN Cumbre celebrada en Madrid. Completa su catálogo una plataforma digitalizada para la gestión del tráfico no manipulado. En el municipio madrileño de Moralzarzal se ubican las instalaciones de Ventor Innovations, una pyme de seis trabajadores con marca caracter tecnologico artífice de drones innovatores. Fundado en 2019, su primer producto es el V-Raptor, un dispositivo con forma de águila y alas fijas que no tiene superficies verticales, lo que le otorga una mejor aerodinámica y hace que la similitud con el ave sea mayor. Además, el fuselaje se ha recuperado con un vinilo de fotografías reales del ave rapaz. Se utiliza para la disuasión de aves, impidiendo que mueran en los parques eólicos y líneas eléctricas. «Imita al águila de Bonelli, que es muy territorial, y crea un efecto de permanencia en la zona donde ha volado», explica Emilio Martín, director general de la firma. El dron también sirve para la vigilancia de incógnito (tráfico, detección de incendios, entornos militares…) gracias a sus cámaras giroestabilizadas con 40 aumentos de zoom y su unidad de inteligencia artificial capaz de detectar coches, barcos, personas en el agua, focos de fuego. e intensidad. «En el caso de los vehículos, puede leer la matrícula (hasta 20 en simultáneo) y registrarse en tiempo real», detalla el consejero delegado. Pero la joya de la corona son V-Pelcan (para logistic transport) y Altacab (aerotaxi con capacidad para dos personas), todava en fase de desarrollo, que tratan de ofrecer una alternativa ecolgica. «Llevan un motor de disociación que permite la producción de hidrógeno ‘in situ’ a partir de amoníaco líquido a baja presión», dice desde la compañía. Propuestas diversas, impulsadas por empresas privadas y organismos públicos, que contribuyen a que la industria aeronáutica española despegue en el desarrollo de drones de altos vuelos tecnológicos.