¿Recuerdas la fiebre de Pokémon Go en 2016? Millones de adolescentes -y adultos- recorrieron ciudades, incluyendo baños públicos o cementerios, buscando Pikachus, Charizards o Squirtles. De la noche a la mañana, este juego demostró con naturalidad el poder —y el potencial— de la realidad aumentada, una tecnología que solo requería algo que todo el mundo tenía a mano: un teléfono inteligente.
El mismo sistema se está aplicando actualmente en la localidad británica de Sheffield, de 580.000 habitantes y situada al sur de Manchester. ¿Y cómo? Pues, en lugar de salir a atrapar monstruos coloridos, los vecinos pueden pasear por edificios cónicos del centro y marvelarza con las obras de arte que brotan de sus tejados gracias a este prodigio digital.
Sheffield ha realizado una de las grandes apuestas en el campo del arte vinculado a la realidad aumentada en el mundo. Gracias a una aplicación gratuita y un sencillo sistema de códigos QR, los residentes pueden guiarse por múltiples flechas que les introducen en experiencias únicas que combinan lo real y lo virtual. No se necesitan grandes conocimientos previos, solo la curiosidad de explorar las posibilidades de la quinta revolución industrial.
Además, las autoridades de esta ciudad han querido demostrar que no tienen que recurrir a las supuestas eminencias de Silicon Valley para avanzar en este terreno. Por este motivo, confiaron la plataforma a un par de empresas de la zona, las cuales, tras recibir esta petición, colaboraron con la empresa impulsora de Pokémon Go. El cierre por la pandemia de covid-19 de una tienda emblemática, Cole Brothers, fue el detonante del proyecto.
Hubo personas que vivieron esta clausura como «la muerte de un familiar». Así pues, a la administración municipal le sobraban las razones para buscar un revulsivo para remontar la moral de los contribuyentes. Hace unos años, en Buffalo (Estados Unidos), se utilizó esta tecnología para mostrar cómo aún existen los dos parques diseñados por el famoso arquitecto y paisajista del siglo XIX, Frederick Law Olmsted.
E incluso antes, en Phoenix, también en Estados Unidos, se organizó, en colaboración con la Thunderbird School of Global Management de la Universidad Estal de Arizona, una competencia para encontrar un tesoro virtual. Con solo media docena de emplazamientos, quienes participaron en esta iniciativa descubrieron secretos de lo más sorprendente.